ROSA
Querida Rosa, ya estás en lo alto,
que seguro que estás,
con eterna sonrisa,
con eterna ternura,
mirando, con asombro,
tanto cariño y respeto que has dejado
sembrado en nuestras almas,
sin tú saberlo,
sin tú quererlo, pues,
con sencillez, viviste amando
a los que te rodeaban.
No te asombres, querida Rosa,
de tus frutos,
de tu ejemplo, guía para todos,
para tus hijos,
tus alumnos,
tus alumnas…
Querida Rosa,
ya estás en lo alto,
con eterna sonrisa…
De tu compañero: DIonisio Abenza López.
Gracias Rosa.